Quisiera bailar un tango más
y otro
y otro más.
Que mi cintura se quiebre una y otra vez
como un bandoneón al sonar,
que mis piernas se alarguen hasta el infinito cuando camino hacia atrás,
que se enrosquen bien apretadito en los ganchos
y que mis zapatos le saquen brillo al suelo.
Quiero fundirme en el abrazo
amigo, extraño, qué más da
ABRAZO.
Quiero ser uno con el otro
cerrar los ojos y dejarme llevar
oponiendo solo la justa resistencia.
Quiero volar sobre la pista
sentir que no hay nada más,
NADIE MÁS
Quiero sudar
y bailar un tango más
y morir así quizá,
abrazada a ti
bailando un tango más.

Esto es Buenos Aires, es tango, es fuego, es carne y es vino.
El único lugar donde no entiendo los piropos, pueden ser cualquier barbaridad.
Es un sueño imposible. Es lo que nunca será porque no les dejan de pisar.
Es pasión sin medida; por el fútbol, por el asado, por la política.
Es una historia sembrada de mitos sin los cuales no podrían aguantar:
Maradona, Gardel, Borges, Evita.
Es la lucha perenne de un pueblo en busca de sus desaparecidos que no se rinde jamás.
Es un pasado oscuro y es a la vez un arco de luz entre dos faros de ciudad dando la bienvenida al nuevo mundo.

Es levantarse una y otra vez cada vez que los intentar pisar, buscarse la vida una y otra vez aunque cada vez cueste un poco más.
Es un pueblo culto que es patria de tantos de los que estamos acá, aunque no seamos de allá.
Es la más porteña, la más canalla, a la que siempre quiero volver,
a bailar un tango más.
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